"UN ESCULTOR ES COMO UN NIÑO…
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Villèlia.
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Esto le llevará a la encrucijada de tener que decidir si sigue evolucionando a través de las formas y materiales, o bien a través de la poesía. Al final se inclina hacia las formas y los materiales con los que desarrollará un mundo propio.
Sus esculturas evolucionan hacia una concepción plástica que tiene sus orígenes en Ángel Ferrant, Julia González, Alberto y el constructivismo ruso a través de Naum Gabo. Un mundo en que los materiales, el lenguaje del creador y las circunstancias forman un todo que se articula a través de las manos. Como él diría, “las manos son el pantógrafo de la mente”.
Un mundo de formas que se van estructurando en su mente, con la ayuda de todos sus sentidos, siendo el cerebro el que le permite visualizarlas y, a través de sus manos, hacerlas realidad.
En este proceso se entiende que haga una mirada hacia su infancia y, dentro de esta mirada, que dé importancia a que aprendiera su primera letra, la P, de forma táctil, palpando con los dedos y con los ojos cerrados la forma de la letra en papel de lija. Se da cuenta de que, si quiere hacer el proceso de creación a través de las formas, tiene que entender los materiales y dejarlos fluir como si tuvieran vida propia.
Empieza a trabajar con materiales que el mar ha erosionado y vegetales a los cuales la vida ha dado forma. Sus paseos por la playa se hacen más frecuentes. Observa, recoge los materiales que cree entender y a los que puede dejar fluir.
Se da cuenta de que, así como el hombre ha comprendido gran parte del lenguaje del barro, la piedra, el hierro, etc., quedan una infinidad de materiales a los que el hombre no ha intentado comprender como para crear con ellos. De aquí salen las series de materiales erosionados por el mar y las series de vegetales, como tallos de cebolla o de col, hierbas, corcho…Se acentúa su afán por aprender más y más, y al ser preguntado por ello responde: “para no copiar inconscientemente”.
Ya ha encontrado unos materiales a los cuales ha sabido dejar fluir, y ha creado con ellos; pero sus esculturas siguen siendo muy corpóreas. Sigue teniendo muchas referencias a sus orígenes. Quiere seguir evolucionando. Hasta ahora ha trabajado los materiales según su formación como tallista. Para crear tiene que desbastar, “quitar materia”. Así consigue las formas. Ha aprendido a cortar la madera con las gubias, formones y buriles, teniendo en cuenta que todas las herramientas deben tener salida al cortar para que no se claven en la madera. Ello le ha llevado a tener un conocimiento muy grande de las líneas. Pero se siente limitado. Quiere dibujar en el espacio, articular vacíos. Lo consigue con los hilos lacados y los alambres. Sigue pensando en nuevos materiales hasta que encuentra la caña de carrizo.
Sus esculturas evolucionan hacia una concepción plástica que tiene sus orígenes en Ángel Ferrant, Julia González, Alberto y el constructivismo ruso a través de Naum Gabo. Un mundo en que los materiales, el lenguaje del creador y las circunstancias forman un todo que se articula a través de las manos. Como él diría, “las manos son el pantógrafo de la mente”.
Un mundo de formas que se van estructurando en su mente, con la ayuda de todos sus sentidos, siendo el cerebro el que le permite visualizarlas y, a través de sus manos, hacerlas realidad.
En este proceso se entiende que haga una mirada hacia su infancia y, dentro de esta mirada, que dé importancia a que aprendiera su primera letra, la P, de forma táctil, palpando con los dedos y con los ojos cerrados la forma de la letra en papel de lija. Se da cuenta de que, si quiere hacer el proceso de creación a través de las formas, tiene que entender los materiales y dejarlos fluir como si tuvieran vida propia.
Empieza a trabajar con materiales que el mar ha erosionado y vegetales a los cuales la vida ha dado forma. Sus paseos por la playa se hacen más frecuentes. Observa, recoge los materiales que cree entender y a los que puede dejar fluir.
Se da cuenta de que, así como el hombre ha comprendido gran parte del lenguaje del barro, la piedra, el hierro, etc., quedan una infinidad de materiales a los que el hombre no ha intentado comprender como para crear con ellos. De aquí salen las series de materiales erosionados por el mar y las series de vegetales, como tallos de cebolla o de col, hierbas, corcho…Se acentúa su afán por aprender más y más, y al ser preguntado por ello responde: “para no copiar inconscientemente”.
Ya ha encontrado unos materiales a los cuales ha sabido dejar fluir, y ha creado con ellos; pero sus esculturas siguen siendo muy corpóreas. Sigue teniendo muchas referencias a sus orígenes. Quiere seguir evolucionando. Hasta ahora ha trabajado los materiales según su formación como tallista. Para crear tiene que desbastar, “quitar materia”. Así consigue las formas. Ha aprendido a cortar la madera con las gubias, formones y buriles, teniendo en cuenta que todas las herramientas deben tener salida al cortar para que no se claven en la madera. Ello le ha llevado a tener un conocimiento muy grande de las líneas. Pero se siente limitado. Quiere dibujar en el espacio, articular vacíos. Lo consigue con los hilos lacados y los alambres. Sigue pensando en nuevos materiales hasta que encuentra la caña de carrizo.
Escultura de Villèlia de la colección del MNCARS (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)
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Su lenguaje del bambú ha empezado.
Ha encontrado un material que, al ser hueco por dentro, ya le da el vacío y, al mismo tiempo, le permite integrar en él los hilos y alambres con los que ya ha experimentado. De la caña, descubre sus nudos, su elasticidad y la transformación que sufre cuando se seca, ya que se contrae y se deforma. Él aprovecha estas características. Con el carrizo, el hilo, el alambre, los corchos y los palillos, empieza su gran mundo de los móviles, que irá desarrollando a lo largo de toda su vida. Entonces descubre el bambú Phyllostachys, de estructura similar a la del carrizo, pero con unas paredes más gruesas y una mayor separación entre los nudos. Con él puede dar más importancia al sentido constructivo de sus piezas a través de clavijas y piezas de sujeción. Su personalidad de creador y su capacidad para adaptar su mundo a múltiples disciplinas le lleva, entre otras cosas, a dirigir y realizar la escenografía de la primera obra escenificada de Joan Brossa, La Jugada. Intentará comprender nuevos materiales como el hormigón, el fibrocemento y el poliestireno expandido. Se dará cuenta de que su estructura está creada por el hombre, y no por la vida como la mayoría de materiales con que había trabajado. En el caso del hormigón, él puede crear su estructura, que modifica según el tipo de cemento, de colorante y de áridos –que le permiten variar no solo el color, sino también la textura y la resistencia-. La forma la consigue a través de un molde o encofrado. Los tubos de fibrocemento, al tener un vacío similar al del bambú, le permiten aplicar los conocimientos que había adquirido con este material. |
Este vacío interior le da la posibilidad de llenar con hormigón algunas partes del tubo y jugar con la corporeidad hormigón-fibrocemento y los vacíos. El poliestireno expandido le sirve como encofrado perdido para el hormigón. Creando espacios vacíos en el interior del hormigón y pirograbando las planchas de poliestireno, puede crear paneles de hormigón con gran variedad de texturas y colores según su composición.
El resultado de la investigación y comprensión de estos materiales será la creación y realización de dos jardines: el Pros (en el Masnou) y la Ricarda (en el delta del Llobregat). En ellos concibió un espacio escultórico, pero, por encima de todo, un espacio funcional y lúdico. Había espacios para circular, para estar, para que jugaran los niños, etc.
Las esculturas de tubos de fibrocemento, al igual que los plafones de hormigón, se convertían tanto en mamparas como en muros de contención. Los espacios se volvían escultóricos.
Toda su investigación con los alambres y varillas de metal tendrá también su resultado en esculturas y vitrales. En este punto álgido de su evolución, entra en el mundo del diseño industrial a través de mobiliario, lámparas y juegos infantiles.
Aunque pudiera parecer que su concepción del diseño industrial, debido a su formación artesanal, tiene sus orígenes en Ruskin y Morris, al hacer un análisis más profundo, tanto de su diseño como de su discurso, vemos que su concepción constructivista se entronca con el racionalismo de Alvar Aalto. Al ser preguntado, él mismo escribe:
“El diseñador tiene que prescindir de ciertos conceptos personales para poder conjugar con la industria. Los sentimientos artísticos sólo pueden utilizarse como referencia de sensibilidad histórica, acondicionándolos a unas fórmulas donde el elemento es manufacturado. Yo, como artista, he tenido la necesidad humana de contribuir en este vasto horizonte en desarrollo, la cual podríamos llamar “la humanización de las formas”, idea motriz del gran escultor Ángel Ferrant”.
En sus diseños para niños, crea unos juegos constructivos y lúdicos en los que no hay ningún concepto bélico. En unos casos, se trata de piezas de madera que se ensamblan entre sí para crear construcciones; en otro, se potencia el sentido de la convivencia entre dos jugadores que deben avanzar unas piezas de distintos volúmenes para ocupar determinados espacios. Es el caso del Convivent. El mobiliario infantil surge con los mismos planteamientos. El niño puede utilizarlo como tal, pero también crear construcciones con él.
En todos sus diseños existe un equilibrio entre el tipo de material, la utilidad funcional y el concepto estético.
El resultado de la investigación y comprensión de estos materiales será la creación y realización de dos jardines: el Pros (en el Masnou) y la Ricarda (en el delta del Llobregat). En ellos concibió un espacio escultórico, pero, por encima de todo, un espacio funcional y lúdico. Había espacios para circular, para estar, para que jugaran los niños, etc.
Las esculturas de tubos de fibrocemento, al igual que los plafones de hormigón, se convertían tanto en mamparas como en muros de contención. Los espacios se volvían escultóricos.
Toda su investigación con los alambres y varillas de metal tendrá también su resultado en esculturas y vitrales. En este punto álgido de su evolución, entra en el mundo del diseño industrial a través de mobiliario, lámparas y juegos infantiles.
Aunque pudiera parecer que su concepción del diseño industrial, debido a su formación artesanal, tiene sus orígenes en Ruskin y Morris, al hacer un análisis más profundo, tanto de su diseño como de su discurso, vemos que su concepción constructivista se entronca con el racionalismo de Alvar Aalto. Al ser preguntado, él mismo escribe:
“El diseñador tiene que prescindir de ciertos conceptos personales para poder conjugar con la industria. Los sentimientos artísticos sólo pueden utilizarse como referencia de sensibilidad histórica, acondicionándolos a unas fórmulas donde el elemento es manufacturado. Yo, como artista, he tenido la necesidad humana de contribuir en este vasto horizonte en desarrollo, la cual podríamos llamar “la humanización de las formas”, idea motriz del gran escultor Ángel Ferrant”.
En sus diseños para niños, crea unos juegos constructivos y lúdicos en los que no hay ningún concepto bélico. En unos casos, se trata de piezas de madera que se ensamblan entre sí para crear construcciones; en otro, se potencia el sentido de la convivencia entre dos jugadores que deben avanzar unas piezas de distintos volúmenes para ocupar determinados espacios. Es el caso del Convivent. El mobiliario infantil surge con los mismos planteamientos. El niño puede utilizarlo como tal, pero también crear construcciones con él.
En todos sus diseños existe un equilibrio entre el tipo de material, la utilidad funcional y el concepto estético.
En cuanto a los dibujos, podemos constatar que su poder de creador se desarrolla en ellos de una forma extensa mientras vive en París, quizá debido a las circunstancias –la falta de espacio-. Nos encontramos, por una parte, con unos dibujos que son estudios de esculturas en hormigón, tela metálica o bambú, de los cuales realizará algunos más tarde, mientras que de otros utilizará solamente algunas soluciones tanto de composición como de equilibrio y ensamble. Pero, por otra parte, empiezan a tomar importancia sus dibujos como tales, como investigación de formas sobre el papel. Algunas de estas series de dibujos van acompañadas de poemas. Creará una serie de libros con dibujos, poemas y escritos. Observa que el dibujo siempre tiene un “detrás” olvidado, y empieza a cortar y troquelar el papel para que pueda verse por ambos lados y se convierta en un “todo”.
Con estas técnicas sobre papel saldrán nuevas series y algunos libros.
Con estas técnicas sobre papel saldrán nuevas series y algunos libros.
Es también durante su estancia en París, en 1967-68, cuando desarrolla su concepción sobre los espacios públicos a través de una serie de maquetas para parques.
En su viaje a Ecuador, de 1970 a 1972, conocerá la Guadua bambusa y Dendrocalamus gigante, que darán más grandilocuencia a su escultura. La Guadua bambusa es un bambú de pared gruesa, con poca distancia entre los nudos, los cuales tienen una curiosa forma orgánica. Su manera de trabajarla recuerda el mundo de las tallas. Sus proporciones le permiten realizar con ella esculturas de grandes dimensiones. Todavía de mayor tamaño es el Dentrocalamus gigante. Este bambú tiene una estructura semejante a la del carrizo: ambos presentan, cada uno a su proporción, una gran distancia entre los nudos, los cuales poseen una membrana plana parecida. Puede desarrollar, pues, la misma concepción que con el carrizo, pero con unas dimensiones que no había podido alcanzar con la caña o las otras especies de bambú. Entre las esculturas realizadas en Guadua nos encontramos con una seria de piezas estucadas y con degradación de color. Esta serie surge al recibir una partida de bambú agrietado, lo que conlleva una modificación de la estructura. En vez de desecharlo, empieza a trabajarlo y a intentar entenderlo como si se tratara de un nuevo material. Es para tapar la infinidad de grietas que empieza a estucarlas. Al no poder trabajar con la elasticidad de las fibras, sus piezas se vuelven más corpóreas. En algunos casos, para conseguir elementos con flexiones, recurre a integrar piezas de bambú Phyllostachys. |
Escultura de Moisès Villèlia de la colección del IVAM
(Instituto Valenciano de Arte Moderno) |
Al margen de todo este proceso, si conocimiento de la línea le lleva a descubrir, en su viaje a Ecuador, el lenguaje secreto de los sellos quitu-cara. Al final de su vida, como él mismo diría, intenta redondear su mundo para volver a sus orígenes. Por ello regresa a las telas de araña, los palillos y las maquetas para espacios públicos. Escribe, también, una obra de teatro: El Artista, que es, ante todo, su testamento póstumo.
Nahum Villèlia
Este texto forma parte del catálogo de la exposición realizada en el IVAM en el año 1999.
Nahum Villèlia
Este texto forma parte del catálogo de la exposición realizada en el IVAM en el año 1999.