Villèlia empezó a experimentar con los tubos de fibrocemento para desarrollar un lenguaje escultórico a partir de 1960 siguiendo su planteamiento de investigar con los nuevos materiales que creaba la industria.
El fibrocemento aplicado por la industria en la realización de tubos para la conducción de líquidos le serviría para desarrollar un mundo propio, como antes lo había conseguido con el bambú. Son prueba de ésto los jardines escultóricos de La Ricarda, en el Prat del Llobregat, el jardín Pros en el Masnou, el grupo escultórico de la escuela Baró de Viver en Santa Coloma de Gramanet o el del Pavillón de l'Aurore en París. 
También, la galería Siglo XX de Quito (Ecuador) en colaboración con la empresa Eternit organizó en el año 1971 una exposición de esculturas de fibrocemento de Villèlia con un catálogo con textos del arquitecto Ignacio de Rivera. También con este material hizo una incursión en el diseño industrial y creó las lámparas Burenc-Ural 41 y Burenc-Ural 42. 
​El lenguaje de los tubos de fibrocemento fue incorporado por Villèlia en sucesivas series de dibujos, como por ejemplo, la serie Ligne de Sceaux.

Jardín Pros (1964)

Jardín La Ricarda (1965)

Escuela Baró de Viver de Santa Coloma de Gramanet (1961)

 Pavillón de l'Aurore en París (1968)